lunes, 15 de noviembre de 2010

Salud

Hábitos saludables

Existe una tendencia en la sociedad actual a considerar el no seguir determinados hábitos saludables en los estilos de vida como un claro perjuicio para la salud, es decir, como un hábito nocivo.


Vaso de cerveza
Se calcula que al menos una décima parte de la población española consume sistemáticamente una cantidad excesiva de alcohol.
©NetDoctor/Justesen
Ciertos hábitos etiquetados como saludables, entre los que podríamos citar el de desayunar todos los días, ducharse diariamente, levantarse siempre a la misma hora o realizar yoga, constituyen un buen ejemplo de dicho fenómeno. La cultura de lo saludable lo inunda todo y nos exige adaptar nuestras vidas, en todos sus aspectos, a pautas de funcionamiento que se presumen saludables. Sin embargo en tal dinámica puede existir una tergiversación de lo que es realmente esencial a la hora de proponer un estilo de vida recomendable y libre de riesgos adicionales, que es básicamente el evitar las conductas de riesgo lesivo o de enfermedad.

No existe probablemente ninguna persona que sea capaz de observar un riguroso cumplimiento del sinfín de consejos interesantes que pueden formularse para la protección de la salud. Además, la inmensa mayoría de los seres humanos realizamos diariamente actos “arriesgados” y claramente contrarios al espíritu de una conducta estrictamente “saludable”, ineludibles en general: conducir automóviles, trabajar fuera de casa, cocinar, andar en la bañera, hacer deporte, transportar cargas pesadas, subir o bajar escaleras, etc.

Realmente no es posible generalizar la idea de que la no-práctica de algo que se supone beneficioso para la salud constituye per se un hábito nocivo, aunque nos privemos del beneficio que pueda aportarnos. Más bien, el hábito nocivo es el que nos provoca un daño constatable a corto o largo plazo, o que nos sitúa en situación de riesgo de contraer una enfermedad grave, y como tal hay que entenderlo.

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